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jueves, julio 5

Recibiendo un reino inconmovible


Domingo 03 enero 2010
Cayey, Puerto Rico

Esas son las palabras del apóstol San Pablo; aquí ya finalizando en el verso 28, dice:
“Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia.”
“RECIBIENDO UN REINO INCONMOVIBLE.” Ese es el Reino de Dios, el cual luego va a estar establecido en la Tierra y que será la representación de ese Reino de Dios, de ese Reino divino en la Tierra, será el Reino de David que será restaurado por el Mesías Príncipe en el Día Postrero.
El Día Postrero es el séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá, por eso es que vean, el apóstol San Pablo escribió en una ocasión en Segunda de Tesalonicenses, capítulo 2, las siguientes palabras, diciendo:
“Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos,
que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.”
Y ahora miren cómo San Pablo dice que no se dejen influenciar por algunas personas que están diciendo en aquel tiempo que el día del Señor está cerca, muchas personas no comprendían lo que era el día del Señor, y todavía en nuestro tiempo hay millones de seres humanos que no saben lo que es el día del Señor y tampoco saben lo que son los días postreros.
Por eso es que escuchamos algunas veces a personas decir: “Estamos en los días postreros,” miren, los días postreros comenzaron desde el tiempo de Jesús. Cuando Jesús tenía ya de 4 a 7 años de edad comenzaron los días postreros que son los días para los cuales hay grandes promesas.
Vean, San Pablo por ejemplo, un conocedor de las Escrituras, de las profecías, con una luz divina grande en cuanto a estos temas, dice en Hebreos, capítulo 1, versos 1 al 3:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas.”
¿Cómo hablaba Dios? Como siempre habla, por medio de Su Espíritu Santo a través de los profetas, como dice también en Zacarías, capítulo 7, versos 11 al 12. Ahora sigue diciendo:
“En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”
Y ahora, San Pablo dice que Dios ha hablado por medio de Jesucristo, por medio de Su Hijo, y ya han transcurrido dos mil años y San Pablo dos mil años atrás está diciendo que Dios estaba hablando en aquellos días de Jesús, estaba hablando por medio de Jesucristo, por medio de Su Hijo Jesucristo, y está diciendo: “En estos postreros días,” señalando que aquellos ya eran los días postreros.

Y también el apóstol Pedro concuerda de que ya aquellos eran los días postreros cuando el Día de Pentecostés le toca predicar el primer mensaje de la Dispensación de la Gracia, y llega el Espíritu Santo ese Día de Pentecostés y son llenos del Espíritu Santo, se posaron sobre ellos lenguas como de fuego y fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban en otras lenguas, en otros idiomas.
Y ahora, vean lo que sucede aquí, capítulo 2, verso 14 en adelante del libro de los Hechos, dice:
“Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.
Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.”
O sea, que muchos pensaban que estaban borrachos y también hubo personas que se burlaban y decían: “Están llenos de mosto, están borrachos,” miren, cuando Dios está manifestándose, cuando Dios está obrando, están los creyentes, están los hechos creyentes y están los incrédulos que se burlan de las cosas de Dios. Siempre ha sido así. Lo importante es ser de los creyentes. Ahora dice:
“Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
Y en los postreros días, dice Dios,
Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
Vuestros jóvenes verán visiones,
Y vuestros ancianos soñarán sueños.”
¿Para qué tiempo fue que Dios dijo por medio del profeta Joel en el capítulo 2, que derramaría de Su Espíritu sobre toda carne? Para los días postreros, y eso es lo que San Pedro les está enseñando. Es que delante de Dios un día para los seres humanos es mil años. Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8, dice:
“Porque un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día.”
Y el Salmo 90, verso 4 también nos habla de lo mismo, y es de donde San Pedro tomó la base para hablar esas palabras.
Y ahora, ¿qué son entonces los días postreros? Delante de Dios los días postreros ¿qué son? Son los milenios postreros, que así como para los seres humanos los días postreros de la semana son el quinto día que es el jueves, el sexto día que es el viernes y el séptimo día que es el sábado, el cual es el último día de la semana. Esos son los tres días postreros de la semana, y delante de Dios una semana de años mileniales, encontramos que los días postreros son el quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio. Tan sencillo como eso.
Por eso San Pablo estando en el quinto milenio, en el primero de los días postreros, porque estaba consciente de que ya estaba en los días postreros cuando escribe en Hebreos, y ahora, él sabía que Cristo había dicho que para los creyentes en Él, los cuales a través de las diferentes etapas de la Iglesia luego morirían a causa de la edad o de algún problema o persecuciones, él sabía que Cristo había dicho para los creyentes en Él, que todo aquel que en Él cree, no morirá eternamente, y que Cristo había enseñado que lo resucitará en el Día Postrero. Eso está en San Juan, capítulo 6 para que tengan ahí la base, capítulo 6 de San Juan, versos 39 al 40, dice:
“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.
Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”
Ya tienen ahí dos lugares; y en ese mismo capítulo 6 de San Juan, nos habla en el verso 54 diciendo:
“El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”
Ahí tienen otro pasaje que habla del Día Postrero y habla que la resurrección va a ser en el Día Postrero, y es en el Día Postrero el tiempo para la Venida del Señor. Vean, Marta la hermana de Lázaro cuando Jesús fue a resucitar a Lázaro, Él le dice: “Tu hermano resucitará,” capítulo 11 de San Juan, versos 21 al 27, y ella le dice: “Yo sé que resucitará en la resurrección en el Día Postrero,” pues Jesús lo había enseñado. Pero ella no sabía que Jesús le estaba hablando de que lo iba a resucitar en esos momentos, y eso vendría a ser ¿qué? El tipo y figura de la resurrección de los muertos en Cristo para el Día Postrero.
Y ahora, siendo que Lázaro era un creyente en Cristo, para pertenecer a la Iglesia del Señor Jesucristo tenía que estar vivo y entrar a la Dispensación de la Gracia que comenzaría el Día de Pentecostés. Los que murieron antes del Día de Pentecostés, los que murieron sin haber recibido el Espíritu de Cristo, siendo creyentes en Cristo... ¿es que la persona puede recibir el Espíritu de Cristo? Pues los que murieron antes del Día de Pentecostés no pertenecen a la Iglesia del Señor Jesucristo, porque la Dispensación de la Gracia comenzó allí al venir el Espíritu Santo sobre ciento veinte creyentes en Cristo.
Por lo tanto, Lázaro tenía que resucitar y luego recibir el Espíritu de Cristo, y luego después del Día de Pentecostés podía morir en cualquier momento y ya estaba sellado en el Reino de Cristo. Y ahora, Cristo dice a Marta:
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
Le dijo: Sí, Señor.”
¿Y nosotros qué decimos? Sí Señor, nosotros también lo creemos, por lo tanto, tenemos una esperanza de Vida eterna, una esperanza de vivir por toda la eternidad en el Reino del Mesías, que es el Reino que permanecerá para siempre, que es el Reino inconmovible, que es el Reino que no será dejado para otro pueblo, ese es el Reino que necesitamos que sea establecido en la Tierra, por lo cual el mismo Jesucristo nos enseñó en San Mateo, capítulo 6, verso 10 algo muy importante para todos los que aman al Señor y desean el Reino de Dios. Dice en el capítulo 6, verso 10 de San Mateo:
“Venga tu reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.”
Esto es en la oración del Padre nuestro que Cristo le enseñó a Sus discípulos.
Y ahora, este es el Reino inconmovible porque es el Reino de Dios, el cual está prometido para los creyentes en Cristo. Este Reino será el Reino de Dios en la Tierra representado en el Reino de David.
Por esa causa es que encontramos a través de la Escritura que hay un Trono en el Cielo donde Dios está sentado y también encontramos que hay un Trono de David señalado en la Escritura y un Reino: el Reino de David que va a ser restaurado, porque la representación del Reino de Dios en la Tierra será el Reino de David, y la representación del Trono de Dios en la Tierra, del Trono celestial, será el Trono de David.
Por esa causa es que nos dice la Escritura en Crónicas, capítulo 28, verso 4 en adelante el rey David hablando:
“Pero Jehová el Dios de Israel me eligió de toda la casa de mi padre, para que perpetuamente fuese rey sobre Israel; porque a Judá escogió por caudillo, y de la casa de Judá a la familia de mi padre; y de entre los hijos de mi padre se agradó de mí para ponerme por rey sobre todo Israel.
Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel.
Y me ha dicho: Salomón tu hijo, él edificará mi casa y mis atrios; porque a éste he escogido por hijo, y yo le seré a él por padre.
Asimismo yo confirmaré su reino para siempre, si él se esforzare a poner por obra mis mandamientos y mis decretos, como en este día.”
Y luego en el capítulo 29 de Primera de Crónicas, dice en el verso 22 al 23:
“Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová le ungieron por príncipe, y a Sadoc por sacerdote.
Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel.
Y todos los príncipes y poderosos, y todos los hijos del rey David, prestaron homenaje al rey Salomón.”
Y ahora vean, dice: “Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre.” En el Trono de Dios, no en el Trono celestial, sino en el Trono terrenal.
Ahora, encontramos que hay un Trono celestial, y hubo un tiempo de lucha para obtener ese Trono celestial del cual Cristo cuando estaba siendo juzgado, dice que Él se va a sentar a la diestra del poder de Dios (San Mateo, capítulo 26, verso 64 y San Marcos, capítulo 14, verso 61 al 62).
De esto también fue que habló Jesucristo en San Lucas, capítulo 19, versos 11 en adelante, diciendo:
“Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente.”
¿Ven que ellos estaban esperando para esos momentos, ese tiempo, la manifestación del Reino de Dios? La venida del Reino de Dios y establecimiento del Reino de Dios en la Tierra, que sería la restauración del Reino de David, por eso muchos le decían: “Jesús, Hijo de David.”
Y cuando tuvo la entrada triunfal a Jerusalén clamaban: “Hosanna al Rey que viene en el Nombre del Señor, bendito el que viene en el Nombre del Señor, hosanna al Hijo de David, bendito el Reino de David que viene.”
¿Ven? Todo eso ellos estaban viéndolo en Jesús, pero ellos no sabían que Él tenía que morir para llevar a cabo la Obra de Expiación por nuestros pecados.
Y ahora, continuamos aquí leyendo, dice:
“Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino...”
¿Y quién ese hombre noble? Recuerden: de la nobleza, de la realeza es Jesucristo, el Príncipe de Paz, es el heredero al Trono de David.
Vean, en San Lucas el Ángel Gabriel lo dijo a la virgen María cuando le habló las siguientes palabras, en el capítulo 1 de San Lucas, verso 30 en adelante, donde dice:
“Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.
Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;
y reinará...”
Vean, le dará ¿qué Trono? El Trono de David su Padre, y dice:
“Y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”
O sea, que cuando el Reino del Mesías comience en la Tierra, no habrá palacios, no habrá otro reino que se levante, ese será un Imperio mundial, por eso en Isaías, capítulo 9, verseo 6 al 7 nos habla de un Imperio: el Imperio del Mesías, y la paz estará en todo ese Imperio y por consiguiente en el mundo entero, paz para el alma del ser humano; será para el ser humano integral, o sea, para el alma, espíritu y cuerpo la justicia, la verdad, la paz y por consiguiente la felicidad, eso se obtendrá en el Reino del Mesías.
Por eso es tan importante el tema del Reino de Dios que será el Reino del Mesías, y lo cual será la restauración del Reino de David en la Tierra en medio del pueblo hebreo, en donde estará el Trono del Mesías, Jerusalén será la Capital de ese Reino que gobernará sobre el pueblo hebreo, sobre todas las naciones del Medio Oriente y sobre todos los seres humanos, todas las naciones del planeta Tierra que existan en ese tiempo.
Ese será el Reino más importante que haya existido en el planeta Tierra, y será llamado el Reino de David y el Trono será llamado el Trono de David, porque por decreto divino Dios le dijo a David que no faltaría un descendiente suyo para sentarse en Su Trono y gobernar en ese Reino. O sea, que el Mesías será el David, el amado, David recuerden que significa: Amado, el amado de Dios. Recuerdan cuando tanto en el Monte de la Transfiguración como cuando Jesús fue bautizado, Dios dijo, Dios el Padre dijo: “Este es mi Hijo amado,” o sea, “éste es mi amado, el amado,” eso es el Mesías: el amado de Dios, el Hijo de Dios.
Y ahora, este hombre noble, o sea, de la nobleza, de la realeza celestial y de la realeza terrenal también, de la realeza de David, de esa dinastía, vean, este hombre noble es Jesucristo, el cual se fue al Cielo para recibir un Reino, para recibir el Reino celestial; se sentó a la diestra de Dios, y recibirá todo lo que se requiere para restaurar el Reino de Dios en la Tierra. Siendo que Él se sentó en el Trono celestial de Dios, es Él el Rey, es Rey de los Cielos y de la Tierra, “todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra,” dijo Jesús en San Mateo, capítulo 28, versos 16 al 20.
Y ahora, hay un Programa Divino para la Venida del Reino de Dios a la Tierra y Su establecimiento, el establecimiento del Reino inconmovible, del Reino de Dios en la Tierra, el cual es el Reino de David.
La Escritura nos dice en Daniel, capítulo 7 hablándonos de ese Reino... vamos a terminar aquí este verso 12:
“Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver.”
Aquí está la ida de Jesús al Cielo y luego Su regreso a la Tierra nuevamente.
Ahora, veamos Daniel, capítulo 7, dice verso 9 en adelante, dice:
“Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo (o cabello) de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente.
 Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían (esos millares de millares son la Iglesia Novia del Señor Jesucristo, o sea, los miembros de Su Cuerpo Místico de creyentes), y millones de millones asistían delante de él (esas son otras personas, los que serán juzgados); el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.
Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego.”
O sea, el anticristo, el falso profeta y su reino van a ser destruidos, se encuentran en el tiempo final en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido. En Apocalipsis, capítulo 17 también nos habla del verso 11 al 18 de ese reino del anticristo que para el tiempo final estará en los pies de hierro y de barro cocido y será destruido con fuego, pues aquí dice: “Y entregado para ser quemado en el fuego,” y por consiguiente tiene que ser para el día ardiente como un horno de Malaquías, capítulo 4, verso 1 al 6. Apocalipsis, capítulo 17, verso 11 en adelante, ustedes encontrarán ahí... verso 8 en adelante, dice:
“La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será.
Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer,
y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo.
La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición.
Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia.
Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia.
Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.
Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.”
Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego;
porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios.
Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra.”
Y ahora, continuamos acá en Daniel, capítulo 7, verso... hasta el verso 11 ya leímos, leemos el verso 12 en adelante, dice:
“Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo.”
Recuerden que este pasaje está ligado al reino de los gentiles que comenzó con Nabucodonosor, el imperio babilónico que fue la cabeza de oro de la estatua que vio el rey Nabucodonosor y la interpretó el profeta Daniel, y luego la segunda etapa de ese reino de los gentiles fue representada en los brazos y pechos de plata de la estatua que representaban el reino medo-persa.
Luego la tercera etapa fue representada en el vientre y los muslos de bronce que corresponde al imperio griego con el Alejandro el grande, y luego las piernas de hierro que es el imperio romano de los césares, y luego los pies de hierro y de barro cocido; o sea, que el cuarto imperio tiene dos etapas.
Y ahora, el imperio romano como estaba en los días de Jesús, no está, pero está la etapa de los pies de hierro y de barro cocido; y por cuanto los pies es de hierro y barro, entonces es una continuación de ese imperio romano, pero cubierto de barro, pero es el mismo imperio romano.
Y ahora, en la etapa de las piernas de hierro encontramos que fue la crucifixión de Cristo por el imperio romano, o sea, por las piernas de hierro, fue el imperio romano, fue Roma quien crucificó a Cristo, y encontramos que para el tiempo final la piedra no cortada de manos, el Mesías Príncipe, va a ser el que va a herir el imperio o reino de los gentiles en los pies de hierro y de barro cocido; traerá el juicio divino sobre el reino de los gentiles que fue el que lo crucificó, y el reino que ha matado millones de seres humanos.
Y ahora, podemos ver que ese fue el reino que el diablo le ofreció a Cristo en San Mateo, capítulo 4, cuando Cristo hubo ayunado por cuarenta días y tuvo hambre, el diablo vino con diferentes tentaciones, y una fue la de ofrecerle el reino de este mundo, los reinos de este mundo; o sea, si lo ofrece los reinos de este mundo, le está ofreciendo un imperio, y ese reino de este mundo, el reino de los gentiles estaba en la etapa de las piernas de hierro, o sea, el imperio romano es lo que le está ofreciendo el diablo a Cristo.
Si Cristo lo aceptaba, de alguna forma iba a llegar al trono romano; y por cuanto el trono romano promovía, tenía su religión, y era la religión pagana, era idolatría, adoración al maligno, y es un reino de las tinieblas, perteneciente a las tinieblas.
Vean, por eso es que el diablo le dice a Cristo: “Todo estos reinos...” le mostró todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: “Todos los daré a Ti porque a mí me han sido dados,” le dice el diablo, o sea, que eran del diablo y a quién él quería, los daba. Pero le dice: “Si postrado lo adoraba.” O sea, que la religión de ese reino siendo al diablo, porque la idolatría es adoración al diablo, servicio al diablo, a Satanás, vean, entonces el Mesías, Cristo, tenía que adorar y servir al Dios de este mundo, al diablo, al príncipe de las tinieblas, vendría a ser un siervo, un servidor de Satanás.
Pero Cristo rechazó la oferta y le dijo: “Está escrito, escrito está: ‘Al Señor tu Dios adorarás y a Él solo servirás,” por lo tanto, Jesucristo solamente adoraba a Dios y servía a Dios, y en el Reino del Mesías así será: se servirá a Dios y se adorará a Dios. El paganismo será quitado.
Recuerden, será quitado el mundo, porque el Imperio o Reino del Mesías es un Imperio mundial y Él quitará toda idolatría, “la Tierra será llena del conocimiento del Señor, como las aguas cubren el mar,” dice Habacuc, capítulo 2, verso 14; y también Isaías, capítulo 11, verso 9, y eso es en el Reino del Mesías, donde se dará a conocer lo relacionado a Dios y todos conocerán a Dios, y entonces echarán a un lado todo paganismo, toda mentira religiosa y servirán a Dios en Espíritu y en verdad, servirán a Dios de acuerdo a como se tiene que servir, porque se servirá consciente con el conocimiento de quién es Dios y cómo servir a Dios.
Y todo ese conocimiento será dado por Dios por medio de Su Espíritu a través del mensaje del Evangelio del Reino. Así como para servir a Dios durante la Dispensación de la Ley, pues se dio a conocer a través del mensaje de la ley, y para servir a Dios en la Dispensación de la Gracia fue dado a conocer en el mensaje del Evangelio de la Gracia, y para servir a Dios durante la Dispensación del Reino, de acuerdo a la Dispensación del Reino, se dará a conocer en el mensaje del Evangelio del Reino, el Evangelio eterno.
Por eso usted encuentra al Ángel que viene con el Evangelio eterno en Apocalipsis, capítulo 14, verso 6 al 7, que viene diciendo, proclamando o enseñándole a la gente que adoren a Dios, que sirvan a Dios, al Creador de los Cielos y de la Tierra, y también les habla en el mensaje del Evangelio eterno que ira de Dios ha venido, que el tiempo de la ira de Dios ha llegado. O sea, que les está hablando en ese mensaje del Evangelio del Reino, que es el Evangelio eterno, les está hablando de los juicios divinos, de la ira de Dios que va a ser derramada durante el tiempo de la gran tribulación, “la hora de la ira, la hora de Su ira, de Su juicio ha llegado,” porque Dios va a juzgar al mundo como lo juzgó en el tiempo de Noé y trajo el diluvio y como juzgó a Sodoma y Gomorra en el tiempo de Abraham y de Lot, y trajo fuego del Cielo sobre Sodoma y Gomorra y ciudades cercanas.
Y recuerden que Cristo mismo dijo que la venida del Hijo del Hombre será como en los días ¿de quién? De Noé y como en los días de Lot, y por consiguiente estamos en este planeta Tierra en un grave peligro, como estuvieron los antediluvianos en el tiempo de Noé, y como estuvieron los ciudadanos de Sodoma y Gomorra y demás ciudades cercanas en el tiempo de Lot cuando Elohím con sus dos Arcángeles principales: Gabriel y Miguel, visitaron a Abraham, y luego Gabriel y Miguel fueron a Sodoma y visitaron a Lot, y le dijeron a Lot: “Sal de este lugar porque hemos venido para destruir la ciudad.”
Vean, esos Ángeles son enviados algunas veces para juicio divino, destruir una ciudad o un pueblo, y también otras veces los encontramos que son enviados para bendición.
Ahora, cuando se destruye algo que lo que hace es daño, pues es una bendición esa destrucción, y así fue en los días de Noé y así fue en los días de Lot. Por amor a los justos Dios trae el juicio divino sobre los injustos, por eso en Malaquías, capítulo 4 nos habla del juicio divino en donde Dios va a herir la Tierra con maldición, con el juicio divino porque ya estará como Juez juzgando a toda la humanidad.
Dice San Pedro que Dios ha puesto a Jesús como Juez de los vivos y de los muertos, o sea, que por medio del Mesías es que Dios va a juzgar al mundo, a todas las naciones, por eso en San Mateo, capítulo 25, versos 31 al 46, dice que cuando se siente el Hijo del Hombre en Su Trono de gloria, lo cual será el Trono de David, entonces va a reunir delante de Él a todas las naciones, y pondrá a su derecha como hace el pastor a las ovejas, como el pastor coloca las ovejas a su derecha y a su izquierda pondrá los cabritos, y entonces los juzgará; los de la derecha recibirán la bendición de entrar al Reino del Mesías por las cosas buenas que han hecho en favor de los hermanos de Jesucristo, o sea, por lo que han hecho en favor de los creyentes en Cristo y también por lo que han hecho en favor del pueblo hebreo.
Y los de la izquierda nunca ayudaron, no ayudaron a los hermanos menores de Jesucristo, o sea, los creyentes en Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo y tampoco al pueblo hebreo, y entonces van a ser echados al fuego; o sea, que durante la gran tribulación habrá fuego volcánico, fuego atómico también y va a quemar a esas naciones y por consiguiente a millones de seres humanos que no podrán entrar al Reino del Mesías.
Y ahora, estamos viendo que la humanidad está como en los días de Noé y como en los días de Lot; la humanidad cada día tiene más violencia, más guerras, más problemas sociales, más problemas económicos, más problemas de todos los tipos de problemas; más problemas de salud también, y vienen más problemas de salud que están señalados en las plagas que cayeron sobre Egipto, las cuales son las mismas plagas que luego están colocadas en las maldiciones que Dios le dijo a Moisés que vendrían sobre el pueblo hebreo, si ellos no obedecían la Voz de Dios, pero si obedecían entonces vendrían las bendiciones de Dios, por eso Él ordenó que cierta cantidad de las tribus de Israel se colocaran sobre el monte Gerizim: la tribu de Judá, la tribu de Benjamín, la tribu de José, y así unas seis tribus. Y luego en esas hablarían las bendiciones.
Y luego en el otro monte, el monte Ebal (eso tenía que ser cuando entraran a la tierra prometida)... luego en el monte Ebal se colocarían las otras seis tribus, y esas hablarían en voz alta las maldiciones de Dios. O sea, que bajo la ley hay unos requisitos y hay unas bendiciones y unas maldiciones; o sea, que bajo la ley las bendiciones o las maldiciones están condicionadas a cómo actúe cada individuo y cómo actúe el pueblo.
Por lo tanto, para la humanidad están también bendiciones y maldiciones, y durante la gran tribulación van a ser manifestadas esas maldiciones que han de venir sobre la raza humana. Así como vinieron sobre Egipto y Moisés avisaba cuando Dios le decía que iba a enviar cierta plaga, Moisés lo anunciaba: “Va a enviar Dios una plaga, va a ser tal plaga,” y venía.
Dios va a estar dando a conocer esos juicios divinos que han de venir sobre la raza humana, como en una corte: la sentencia que dicta el juez, luego es dada a conocer. Así también la sentencia divina sobre el reino de los gentiles va a ser dada a conocer en este tiempo final.
Y por consiguiente esas plagas que fueron vistas en Egipto, que cayeron sobre Egipto y también las mismas plagas que luego en ocasiones en que el pueblo hebreo no se comportaba bien, caían sobre el pueblo hebreo porque Dios dijo que esas mismas plagas vendrían sobre ellos si se comportaban mal, pero si se portaban bien entonces esas plagas vendrían sobre los enemigos del pueblo hebreo.
Y ahora, podemos ver lo que está señalado para venir sobre el reino de los gentiles, pero para los que han recibido un Reino inconmovible: el Reino de Dios, los cuales han entrado al Reino de Dios por medio del nuevo nacimiento, pues Cristo dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.”
Los que han entrado al Reino de Dios han recibido un Reino: el Reino de Dios y por consiguiente ahí están todas las bendiciones de Dios, el Reino de Dios está en la esfera espiritual y Cristo está reinando sobre Su pueblo, sobre Su Iglesia, y está reinando sobre cada creyente en Cristo desde su corazón, Cristo está en el trono del corazón de cada creyente en Él, pero algún día el Reino de Dios se va a manifestar en la forma física siendo establecido el Reino de Dios en la Tierra que será siendo restaurado el Reino de David y el Mesías Príncipe se sentará en el Trono de David, y reinará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones, y Su reino será para siempre, porque es un Reino inconmovible.
Todos los creyentes en Cristo pertenecen a ese Reino, todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo; y por cuanto Cristo con Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado y nos ha hecho para nuestro Reyes y Sacerdotes, y no hay reyes si no pertenecen a esa dinastía de David, y como Cristo es descendiente del rey David, Él dice: “Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”
Y todos los que nacen por medio de Cristo obteniendo el nuevo nacimiento pertenecen a esa familia de David, a esa descendencia de David por medio del Hijo de David, por medio de Cristo.
Miren ahí la dinastía de David por medio... o por la línea de Jesucristo, esa es la que tiene los derechos al Reino terrenal y al Trono terrenal; en esa familia están todos los miembros del Reino de Dios, todos los miembros de la realeza tanto del Reino celestial, como los miembros de la realeza del Reino de David por la linea de Jesucristo, que son los que van a heredar el Reino de David.
Por eso es que son Reyes y también son Sacerdotes, y todo eso según el Orden también de Melquisedec. Sacerdote según el Orden de Melquisedec, porque Jesucristo es el Sumo Sacerdote del Templo celestial según el Orden de Melquisedec; y son Jueces también: “Los santos juzgarán al mundo,” dice San Pablo en Primera de Corintios, les voy a dar solamente la cita para que ustedes la tengan, capítulo 6, verso 2 en adelante, 2 al 3, ahí dice que los santos juzgarán al mundo y aun a los ángeles, porque son los miembros del poder judicial del Reino del Mesías, y por consiguiente son los miembros del poder judicial celestial.
Y por cuanto el Reino de Dios va a ser establecido en la Tierra, restaurado en la Tierra, la realeza celestial, el Orden sacerdotal celestial y el Orden del poder judicial celestial va a estar operando en la Tierra por medio de los miembros de ese Reino. Los miembros de la realeza que son los creyentes en Cristo nacidos de nuevo.
Por eso es que dice la Escritura que Él con Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado y nos ha hecho para nuestro Dios Reyes y Sacerdotes y reinaremos sobre la Tierra, eso está en Apocalipsis, capítulo 5, versos 8 al 11; y Apocalipsis, capítulo 20, versos 4 al 6.
Y aunque algunos no sabían que eran miembros de la realeza celestial, ahora si lo sabemos, está en la Escritura, y por eso es que la Venida del Señor es tan importante para el pueblo hebreo, para el Cristianismo y para todas las naciones: porque de eso depende el futuro de la familia humana, no hay futuro en el reino de los gentiles, no hay futuro en los pies de hierro y de barro cocido que es la última etapa del reino de los gentiles.
El reino de los gentiles en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido lo que van a tener son más problemas, y una tercera guerra mundial que será atómica, pero en el Reino del Mesías está toda esperanza para el ser humano, por eso la Escritura nos dice que es el deseado de todas las naciones.
Todas las naciones desean tener un gobernante como el Mesías, pero todas las naciones lo van a tener en el Reino del Mesías, porque Él va a gobernar sobre todas las naciones, aunque de seguro tendrá un representante en todas las naciones, diríamos, como lo es un gobernador en cada estado, pero el rey o el presidente es el que está a cargo de toda la nación, de todo el Reino, y en el Milenio el Reino, ese Reino Milenial estará encabezado por el Mesías Príncipe, pero en las diferentes naciones van a estar algunas personas en posiciones muy importantes, de acuerdo al ministerio que Dios haya colocado en las personas. O sea, que no es del que quiere ni del que corre, sino de Dios que es el que decide en qué posición va a colocar a cada persona, nos toca a nosotros trabajar y después Él nos va a colocar en Su Reino, en la posición que Él ha predestinado, ha elegido para nosotros.
Los discípulos del Señor Jesucristo en una ocasión teniendo Pedro el liderazgo entre ellos, le pregunta a Jesús: “Señor, nosotros lo hemos dejado todo, ¿en Tu Reino que vamos a tener?” Porque es lo que pregunta muchas personas, ¿a cuántos les ha interesado qué vamos a tener en el Reino del Mesías? Pues a todos nos ha interesado saber algo, cómo va a ser allá, qué vamos a tener, qué vamos hacer.
Y Jesús le dice a ellos: “A vosotros que me habéis seguido, vosotros os sentaréis sobre doce tronos y juzgaréis a las doce tribus de Israel.” por lo tanto, van a estar allí como Reyes y como Jueces, pero tienen que ver con el pueblo hebreo, bueno, cualquier persona diría: “Pues yo quiero entonces ser una persona sentada sobre un trono entre los gentiles.”
Esté tranquilo, Dios tiene siete mensajeros durante las siete etapas de la Iglesia, y ellos son los que califican para sentarse en un trono en ese Reino, es paralelo a lo que Dios va a tener con el pueblo hebreo, así que, para eso ya también ya Dios hizo la elección, y el sentarse a la diestra del Señor, eso también ya fue elegido por Dios desde antes de la fundación del mundo, así como el sentarse a la diestra de Dios en el Cielo, eso fue elegido para el Mesías Príncipe y Él cuando resucitó y subió al Cielo se sentó a la diestra de Dios, obtuvo la victoria, y Él era el único que sabía cómo tenía que hacer para obtener la victoria.
Muchos pensaron que por cuanto lo crucificaron, lo mataron, había tenido la derrota, pero no, resucitó victorioso, obtuvo la victoria, todo estaba en el Programa Divino y se sentó a la diestra de Dios, y le fue dado poder en el Cielo y en la Tierra, todo poder, y en esa misma forma es que Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 3, verso 20 al 22. Dice:
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono.”
Ese es el Trono terrenal, porque Él está sentado en el Trono celestial, en el Trono del Padre, pero el Trono de Jesucristo conforme a las palabras del Ángel Gabriel a la virgen María, es el Trono de David, Él es el heredero a ese Trono, y Él con Él puede sentar a quién Él quiera, pero eso ya está elegido por Dios desde antes de la fundación del mundo:
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”
¿Ven? Es paralelo a lo que pasó cuando Cristo venció y se sentó con el Padre en Su Trono, así también Cristo lo va hacer con el vencedor, y por consiguiente tiene que ser un hijo de Dios por medio de Cristo, y tiene por consiguiente que ser de esa descendencia, de esa línea de David por medio de Cristo, tiene que venir de esa línea a través de Jesucristo, por medio de esa obra que Cristo hace reproduciéndose en hijos e hijas de Dios; uno de ellos va a ser el que se va a sentar con Él en Su Trono.
Pero recuerden, los diferentes mensajeros de cada edad van a estar sentados también en tronos, y están relacionados con el tiempo en que vivieron y el territorio donde les tocó vivir y llevar a cabo el ministerio de Dios que estaba en ellos.
Así que, todo eso está ya en el Programa Divino y por consiguiente así es como va a suceder. ¿Recuerdan a Jacobo y Juan? Que Jacobo y Santiago y Juan su hermano, Juan el apóstol cuando bajaron del Monte de la Transfiguración con Jesús que habían visto a Moisés y Elías allá, uno a cada lado, y aquello era la visión de lo que será la venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, y por consiguiente la venida del Reino de Dios para el establecimiento del Reino de Dios en la Tierra, luego le cuentan a su madre y cómo ya les había hablado Cristo que ellos se sentarían en doce tronos, por lo tanto, Juan tendría un trono y Santiago que es Jacob el hermano de Juan también tendría un trono, y su madre, pues estaba muy contenta.