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lunes, marzo 12

Conociendo el Programa de Dios hoy

Domingo, 29 Enero, 2006 - Goiania-GO BRA - 1 hora, 9 minutos

Es muy importante conocer el tiempo en que uno vive. Algunas personas piensan que es conocer en el año, en el siglo y en el milenio en que uno está viviendo; ese es conocimiento del siglo y del milenio terrenal que se está viviendo. Pero es muy importante conocer el tiempo en el Programa de Dios, en el que uno está viviendo.
¿Qué tiempo es éste en el Programa de Dios? Es muy importante conocerlo para poder entrar al Programa de Dios correspondiente al tiempo en que uno está viviendo.
El Programa de Dios encontramos que se refleja en otros tiempos pasados, y luego siempre en el tiempo presente viene uno a ver que lo que está sucediendo ya sucedió en tipos y figuras en siglos y milenios pasados. Por lo tanto, todo lo que en el Programa de Dios se lleva a cabo, lo encontraremos en tipos y figuras en otras edades y en otras dispensaciones; siempre buscándolo en el Programa de Dios que se llevó a cabo en tiempos pasados.
Por esa causa es que Jesucristo puede profetizar y decir que como fue en los días de Noé, así será el día en que el Hijo del Hombre se manifestará, se revelará. Así será la Venida del Hijo del Hombre, como un tiempo como el tiempo de Noé, y como el tiempo de Lot también. ¿Por qué? Porque lo que es en nuestro tiempo, ya fue en el pasado, ya tiene el tipo y figura en el pasado.
Por lo tanto, para este tiempo final tenemos muchos tipos y figuras en el Antiguo Testamento, y también en el Nuevo Testamento. En este tiempo convergen todos los tipos y figuras del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento.
Todo el Programa Divino que se llevó a cabo en tiempos pasados, ahora tipifica lo que Dios estará haciendo en este tiempo en que vivimos; porque Dios restaura lo que pasó.
Por lo tanto, para conocer el tiempo en que vivimos, y conocer el Programa de Dios para nuestro tiempo, tenemos muchos tipos y figuras en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, cuando la Escritura nos habla que será como en los días de Noé: Noé es un Profeta dispensacional; por lo tanto, habrá un Profeta dispensacional en este tiempo final.
En el tiempo de Noé la raza había llegado a su final, estaban viviendo los últimos días. Este tiempo es igual: la raza humana está viviendo su etapa final. El reino de los gentiles está viviendo su tiempo final.
Luego dejará de ser el reino de los gentiles y será establecido el Reino de Dios en la Tierra, que será el establecimiento del Reino del Mesías hebreo, del Mesías Judío; y eso será la restauración del Reino de David. Y habrá un David, el Mesías.
El Título de David, el Título de “David,” así como en los reyes o emperadores romanos, hubo el título de “César;” y cada uno que venía, luego que ese título comenzó a usarse, cada uno que llegaba era el “César,” aunque su nombre no era César. Pero era el heredero a ese imperio romano. Por lo tanto, era el “César.”
Y así también el “David,” siempre ha sido el heredero al Trono de David, porque el primero de ese Trono fue David, y su reino fue adoptado, su reino fue confirmado que será un reino para siempre. Y por consiguiente el nombre de ese rey valiente que amaba a Dios y enseñaba la Ley divina a su pueblo y a otras naciones, el cual era un rey conforme al corazón de Dios, que no reinaba para sí mismo, sino que reinaba para Dios, como tiene que ser un rey en el Reino de Dios. El Reino de Dios es el Reino de David, y por cuanto fue adoptado, David y su Reino, el Reino de David es entonces el Reino que será restaurado, ese será el Reino del Mesías, y el Trono de David será restaurado; y el Mesías Príncipe será descendiente del Rey David. Cada descendiente de David que ocupaba el Trono de David en cada tiempo era el David de su tiempo; y luego el Mesías Príncipe es el heredero al Trono de David para siempre; porque Él no morirá.
Y ahora, por cuanto no se puede invalidar la Ley divina, el Pacto que Dios estableció con el día y la noche, tampoco se puede invalidar el Pacto que Dios hizo con David: de darle siempre un descendiente, de darle descendiente, darle hijo, para que se siente en Su Trono, el Trono de David.
Por esa causa el Arcángel Gabriel cuando visitó a la virgen María, le dijo que tendría un hijo, y le dijo que Su Nombre sería JESÚS, y que sería grande delante de Dios, sería Hijo del Altísimo llamado Hijo de Dios. Y Dios le daría el Trono de David Su Padre. Ahí tenemos al descendiente de David, el Heredero al Trono de David, el que se sentará sobre ese Trono, gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.  Ahí tenemos una promesa para el pueblo hebreo, tan grande que el cumplimiento de ella estremecerá a Israel y a todas las naciones. Es tan grande esa bendición para Israel que cuando ellos la reciban, se estremecerán y todas las naciones serán estremecidas también.
Por lo tanto, oramos por Israel, para que pronto el cumplimiento de esa promesa se haga una realidad en medio del pueblo hebreo. El pueblo hebreo está necesitado del cumplimiento de esa promesa. El pueblo hebreo tiene grandes promesas, y por consiguiente las está esperando. Y Dios se las va a cumplir.

Y ahora vean, este niño que habría de nacer sería: “Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre eterno, Príncipe de Paz.” Y dice que lo dilatado de Su imperio y la Paz no tendrán límite, sobre el Trono de David y sobre Su Reino; porque el Trono de David es el Trono que hereda el Mesías. Por eso el Mesías será un Hijo de David, y será llamado Hijo de David.
Por lo tanto, el Mesías príncipe tendrá ese Título de “El David,” o “David.” Como los emperadores romanos tenían el título de “El César,” o “César.”
Y ahora, hemos visto que hay una bendición grande para el pueblo hebreo. Todo eso está en un Programa Divino.
¿Pero qué ha estado pasando desde la muerte de Jesucristo hacia acá? Terminó la Dispensación de la Ley y entró de lleno la Dispensación de la Gracia. En los días de Jesús se estaba entrelazando la Dispensación de la Gracia con la Dispensación de la Ley. Pero luego de la muerte de Jesús, allí terminó la Ley, la Dispensación de la Ley, y comenzó la Dispensación de la Gracia.
Durante la Dispensación de la Gracia se ha estado llevando a cabo un Programa Divino, en el cual Dios ha estado llamando de entre los gentiles un pueblo para Su Nombre. Y también de entre los hebreos ha estado llamando individuos para formar parte de ese pueblo llamado para el Nombre del Señor. Esos son los que forman la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y de ambos pueblos: del pueblo hebreo y del pueblo gentil Dios ha estado haciendo un solo pueblo. Ese pueblo es llamado: La Iglesia del Señor Jesucristo, el pueblo de Dios. Para entrar y formar parte de ese pueblo, la persona tiene que nacer de nuevo, dijo nuestro amado Jesucristo a Nicodemo en el capítulo 3, versos 1 al 6 de San Juan. Él le dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.”
Por lo tanto, para entrar al Reino de Dios es necesario nacer de nuevo del Agua y del Espíritu. Ahora, todavía nos queda vida temporal de la que obtuvimos a través de nuestros padres terrenales. Nos queda vida temporal en estos cuerpos mortales, y la aprovechamos bien para servir a Dios a través de Jesucristo, para así todo lo que hagamos en el Programa de Dios quede almacenado para la Vida eterna que vamos a disfrutar.
Por eso Cristo dijo: “Haced tesoros en los Cielos o en el Cielo.” Ahí es donde hacemos tesoros cuando trabajamos en la Obra de nuestro amado Señor Jesucristo. Cada persona necesita conocer el tiempo en que está viviendo, para así conocer el Programa de Dios correspondiente al tiempo en que está viviendo, para entrar al Programa de Dios y así trabajar en ese Programa de Dios. Y para eso pues tiene que entrar al Reino de Dios: naciendo del Agua y del Espíritu, recibiendo a Cristo al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo.
De etapa en etapa en la Iglesia del Señor Jesucristo Dios ha levantado un Mensajero; aunque la Iglesia de Jesucristo ha tenido muchos Mensajeros, muchos grandes predicadores, de entre todos ellos hay unos que son los líderes que Dios ha enviado en cada etapa.
Y cuando esos líderes fueron enviados y recibieron la revelación del Cielo, aunque no la entendieron completamente, pero la predicaron, Dios obró y comenzó un avivamiento en medio de la Iglesia de Jesucristo, y Dios llamó y juntó Sus escogidos de ese tiempo, Sus ovejas de ese tiempo, las cuales escucharon la Voz de Cristo, el Buen Pastor, la Voz del Espíritu Santo a través del Mensajero que Dios envió para ese tiempo.
Y Dios colocó al lado de ese Mensajero muchos ministros, muchos colaboradores que trabajaron brazo a brazo con ese enviado de Dios, y llevaron el Mensaje por todos los lugares, y así Dios llamó y juntó los escogidos de cada tiempo: enviando el Mensajero correspondiente a cada tiempo. Así como en el Antiguo Testamento envió al Profeta Mensajero correspondiente a cada dispensación y también al Mensajero correspondiente a cada edad de cada dispensación.
Por lo tanto, Dios tiene un Programa para cada dispensación. Cada tiempo por el cual pasa el ser humano, hay un Programa Divino que se está llevando a cabo, y es necesario que cada persona conozca el Programa de Dios para el tiempo en que está viviendo, para que así pueda estar escuchando la Voz de Dios y obteniendo la revelación divina, la enseñanza divina, y creciendo en el conocimiento de Dios el Padre, y de Cristo; y así pueda también trabajar en la Obra de Dios para el tiempo en que está viviendo, y almacene tesoros en el Cielo para la Vida eterna que vamos a tener en Su Reino.
Ya tenemos Vida eterna, ya hemos asegurado nuestro futuro eterno, y Él nos va a dar un cuerpo eterno para que podamos vivir físicamente, eternamente en Su Reino eterno, que será el Reino de David, ese Reino Milenial que va a ser establecido. Y ahí vamos a estar con cuerpos físicos y glorificados, como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Esa es la clase de cuerpo que yo necesito y estoy anhelando.
Pero antes de eso estamos trabajando en la Obra de Cristo con estos cuerpos mortales. Y todo lo que hacemos en la Obra de Cristo cuenta, es registrado en el Libro de Memorias, es registrado allá en el Libro de la Vida del Cordero, todo lo que hacemos en Su Obra. Y cuando Él reparta lo galardones, habrá personas que recibirán un galardón tan grande que todos diremos: “Ése es el galardón que yo deseaba.” Aunque no sea ése (porque cada cual tendrá su galardón) trabaje de tal manera que su galardón sea tan grande como ése que usted vio que estaba recibiendo esa persona.
Yo deseo que el galardón de cada uno de ustedes sea grande en el Cielo, sea grande en el Reino del Mesías.
Por lo tanto, hagamos lo que corresponde hacer para que tengamos galardones grandes en el Reino del Mesías, para que tengamos unos buenos ahorros en el Reino del Mesías. Él dijo que hagamos tesoros, y ya hemos visto que trabajando en Su Obra es que se hacen los tesoros en el Reino del Mesías.
Por lo tanto, hagamos lo que nos corresponde hacer para que nuestro tesoro sea grande en el Reino del Mesías. Todos queremos tener grandes galardones, grandes tesoros. Pero tenemos que ser sabios. No como la persona que dice: “Yo quiero tener millones de dólares o de reales en el Banco más grande de mi país.” Pero no deposita nada, no trabaja, para almacenar en ese banco. Y cuando va al banco usted o la persona con un amigo y el amigo le dice: “Bueno, ese era el Banco que tú decías que querías tener un tesoro grande, vamos a ver cuánto tienes.” Si van al Gerente y le preguntan. Si esa persona no depositó nada. ¿Cuánto tiene? Nada. Pero el que trabajó y depositó mucho, el Gerente puede decir: “Este hombre tiene un gran tesoro aquí almacenado.”
Y eso es lo que queremos que Jesucristo diga de nosotros, de cada uno de ustedes y de mí también. Eso es lo que yo deseo para ustedes. Y eso es lo mismo que ustedes desean para mí.
Por lo tanto, que vuestro tesoro en el Cielo sea grande, es mi deseo para cada uno de ustedes.
“CONOCIENDO EL PROGRAMA DE DIOS HOY,” podemos trabajar en el Programa Divino que corresponde a nuestro tiempo.
En el libro del Apocalipsis la Revelación de Jesucristo es la revelación de las Obras que Jesucristo estaría realizando en Su Iglesia a través de las diferentes etapas de Su Iglesia, en donde Jesucristo en Espíritu Santo estaría velado y revelado en el Mensajero correspondiente a cada tiempo. Y a través de ese Mensajero estaría obrando de edad en edad, y junto a ese Mensajero Dios colocaría grandes colaboradores, ministros que trabajarían brazo a brazo con ese Mensajero llevando el Mensaje por todos los lugares.
Esos colaboradores, ministros compañeros de cada Mensajero son bienaventurados, porque conocieron el Programa de Dios para el tiempo en que vivieron, y trabajaron brazo a brazo con el Mensajero correspondiente a ese tiempo.
Y todos nosotros conociendo el Programa de Dios para nuestro tiempo, trabajamos brazo a brazo con el Programa Divino, y con todos los colaboradores y ministros que Dios coloca en ese Programa Divino.
Dios en Su Programa para hoy tiene grandes bendiciones para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también. Por lo tanto, adelante trabajando en la Obra del Señor. Usted ha sido llamado y colocado en el Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo, para llevar mucho fruto.
Dios no quiere en Su Redil ovejas estériles. La bendición es que serán ovejas que tendrán muchos hijos. Por lo tanto, para eso la Iglesia del Señor Jesucristo por medio de la unión con Cristo tiene muchos hijos e hijas, muchas ovejas, que son las ovejas que el Padre le dio a Cristo. Esos son los hijos e hijas de Dios de entre los hebreos y de entre los gentiles también, los cuales ha estado llamando y colocando en Su Cuerpo Místico de creyentes.
Y ahora, CONOCIENDO EL PROGRAMA DE DIOS PARA HOY, trabajamos brazo a brazo en el Programa de Dios.
Extracto tomado de http://carpa.com/node/1510