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miércoles, junio 6

Negociad entre tanto vengo


MARTES 5 OCTUBRE 2010 - Ciudad Guatemala, Guatemala
Que las bendiciones de Cristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también.
Para esta ocasión leemos un pasaje de la Escritura...ya ustedes escucharon el anuncio ayer de "Una firma por la liberación del soldado israelí Gilad Shalit," por lo tanto, den esa firma por la liberación de este soldado israelí, para que llegue a las manos de autoridades políticas y demás autoridades de diferentes naciones, para que se haga un pedido a los que lo tienen preso allá en el Medio Oriente.
Aprecio también mucho el respaldo que le están dando al importante proyecto de La gran Carpa-Catedral en Puerto Rico, y también el respaldo que le están dando a la evangelización, la obra misionera y evangelística, que es un proyecto divino dado a la Iglesia por medio de Cristo cuando dijo: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado será salvo; mas el que no creyere, será condenado."
Es un proyecto divino que Dios le ha dado a Cristo, y Cristo lo ha dado también a Su Iglesia, lo comparte con Su Iglesia, pues Cristo por medio de Su Espíritu en medio de Su Iglesia está trabajando en ese proyecto desde hace dos mil años atrás, y todavía sigue trabajando en medio de Su Iglesia y a través de Su Iglesia en ese proyecto, y Su Iglesia continúa trabajando en ese proyecto divino.
Sabemos que la Iglesia del Señor Jesucristo llegará a la parte culminante del Programa Divino en la Edad de la Piedra Angular, y todo va a desembocar en una Gran Carpa Catedral. Luego para después de eso, lo que tenemos anunciado es el rapto, la Cena de las Bodas del Cordero por tres años y medio, y luego el regreso a la Tierra con Cristo para el establecimiento del Reino del Mesías en la Tierra. Y para el mundo, pues la gran tribulación, el día ardiente como un horno, que serán tres años y medio.
Por eso ya la Tierra está dando las señales de ese día ardiente, con el calentamiento global, ya se está calentando. Eso es como cuando se anuncia que se va a cocinar carne, pollo, pescado o mariscos en una olla, ustedes ven que comienza a calentarse el agua allí en la olla, y lo que se echó en la olla comienza a calentarse hasta que llega a la parte de calentamiento que cocina lo que se echó ahí. Y así está pasando con el calentamiento global: se está calentando, y los que están en la Tierra ya están sintiendo que se está calentando el planeta Tierra.
Ya entonces, ese día ardiente como un horno está en su etapa de introducción, está preparándose todo, está en una antesala, como la mujer encinta que tiene dolores de parto, que es la antesala al parto, y después vienen los dolores fuertes, y da a luz; así está el planeta Tierra con sus habitantes.
Pero antes que llegue la parte difícil, viene la resurrección de los muertos, la transformación de los vivos, y luego de una temporada de treinta a cuarenta días aquí ya transformados, luego nos iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, nos iremos a la fiesta más grande que se haya llevado a cabo en el Cielo. Porque en una familia la fiesta grande es la de las bodas de cada hijo de la familia, y así es en la Familia de Dios, la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo.
Ahora leemos en San Lucas, capítulo 19, versos 9 en adelante, donde dice... 9 al 27 dice:
"NEGOCIAD ENTRE TANTO QUE VENGO," dijo Cristo a los siervos a los cuales entregó a cada uno una mina.
Recuerden: una mina es como decir un centavo, o un peso, o un dólar, era una moneda de ese tiempo; igual que la parábola de los talentos, los talentos, un talento era una moneda de aquel tiempo, era dinero.
Y ahora, nos dice que un hombre noble se fue a un país lejano. En aquellos días pensaban que el Reino de Dios se iba a manifestar en aquellos días, o sea, que Jesucristo iba a sentarse en el trono de David y comenzar el Reino de Dios en la Tierra, que sería la restauración del reino de David. Por eso en el libro de los Hechos, capítulo 1, verso 1 al 9, antes de Jesús ascender al Cielo, en esos días en que ya resucitado estaba con ellos, y que fueron unos cuarenta días, ya cuando iba a subir al Cielo le preguntan: "Señor, ¿restaurarás Tú el Reino a Israel en este tiempo?" Les dice: "No os toca a vosotros saber los tiempos y las sazones que el Padre puso en Su sola potestad."No tocaba a ellos, pues estaban comenzando la Dispensación de la Gracia, y saber esas cosas es para el Día Postrero, en donde será la restauración del Reino de David; y sobre todo para el Día Postrero, que es el séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá.

Y ahora, encontramos que antes de irse este hombre noble, conforme a las parábolas de los talentos y también de las minas, reparte sus bienes, reparte talentos (en la parábola de los talentos) y reparte minas (en la parábola de las minas). Y dice: "Negociad entre tanto que vengo." Es negociar en el Reino de Dios, es negociar en el Programa Divino, trabajando en la Obra de Dios en todas las formas posibles para que se complete el Programa Divino con la Iglesia del Señor Jesucristo; para que sean llamados y juntados en la Iglesia del Señor, en la Casa de Dios, las ovejas del Señor. Estarán trabajando todas estas personas que son todos los creyentes en Cristo, trabajando en la Obra del Señor.
Y vean, que unos van a producir más que otros. En la parábola de las minas aparece que todos recibieron un talento, pero uno produjo o ganó diez talentos más; otro ganó cinco talentos, y otro ganó... uno diez, uno cinco, vamos a ver si son tres grupos... el capítulo 19, eran tres grupos representados cada grupo en una persona, tres personas recibieron cada uno un talento: uno ganó diez talentos, y el Señor le dice, vean capítulo 19, verso 16 dice, verso 15.

Ahora, recuerden que en el Cielo Cristo recibe el Reino celestial cuando sube, y cuando va a descender, antes recibe el Reino de David para hacer el reclamo, por lo tanto recibe el Título de Propiedad. Cuando una persona recibe el título de propiedad de una casa, de un edificio o de una finca, pues recibió esa propiedad, ahora le falta, si hay alguien viviendo, si la tiene otra persona, que la persona abandone el lugar para él venir a morar en ese lugar, para él usar lo que heredó; así es con el planeta Tierra y con el reino de David.
Y ahora, Él viene luego de haber recibido el Reino en el Cielo, viene a la Tierra para saber, para llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero para saber lo que había negociado cada uno.
Recuerden que todos estaremos frente al tribunal, en el Tribunal de Cristo, eso será un juicio que Cristo hará para todos los creyentes en Él. No es el juicio final, sino es un llamado a cuentas de lo que Cristo dio a cada uno, los talentos que le dio: de dinero, talentos también como de cántico, u otro tipo de talento humano para trabajar en la Obra del Señor; a unos para ministrar como pastores, o evangelistas, o maestros, o apóstoles o profetas; porque a través de la historia de la Iglesia, encontramos que Cristo colocó a unos como apóstoles, a otros como profetas, otros como pastores, otros como maestros, y así por el estilo.
Y a otros como ayudas, otros como cantantes, otros como administradores en la Obra del Señor para pertenecer a la junta de la Iglesia; para que el dinero que entra sea administrado correctamente, y el ministro no tenga la carga o el peso de estar ministrando ese dinero, sino que haya una junta que administre, y así nadie tiene que decir que el ministro se está quedando con el dinero de la congregación. Tan sencillo como eso.
Así que, encontramos que hay todo esto en la Iglesia ya establecido, y después Él va a pedir cuenta. Si alguien en la administración toma para sí mismo lo que es de la Obra, le va aparecer cuando Cristo venga a juzgar. Si alguien toma lo que no le corresponde, que es de la Obra, que es de Cristo, recuerden que hubo uno que hizo eso y perdió la bendición de Dios; está tipificado, el que haga eso, está tipificado en Judas Iscariote; y es bueno que se sepa ahora para que nadie vaya a cometer el mismo error que Judas Iscariote cometió. Todos trabajamos en la Obra del Señor, y queremos lo mejor para la Obra.

Y ahora, podemos ver que el que no hace nada en la Obra del Señor, está representado en ese que escondió la mina, esa moneda que le fue dada para trabajar en la Obra del que le dio ese dinero. Siempre decimos: "Dios me ha bendecido, me ha dado esto, me ha dado lo otro." Recuerden: nos ha dado mucho para que trabajemos mucho en Su Obra, y Él pagará a cada uno según sea su obra: en Su Reino les pondrá en una posición importante, en una posición de alta dignidad, de alta honra.
Por eso dice la Escritura que Cristo con Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado, y nos ha hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes. Vean, nos ha hecho parte de la nobleza, de la realeza del Reino celestial, para luego reinar en la Tierra bajo la corona del Rey de reyes y Señor de señores.
Si el que escondió el talento o la mina hubiera trabajado con ese talento, y hubiera ganado una mina más, hubiera ganado una nada más, pues le dirían: "Buen siervo y fiel, en lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré; reina sobre una ciudad." Y una persona que reina en la democracia sobre una ciudad ¿es qué? El alcalde, aunque fuera alcalde, hubiera sido el que recibió el talento y trabajó poco y produjo una mina más, por lo menos dobló lo que le fue dado.
Vean que Cristo quiere siempre ganancias. Y dice: "Hubieras dado tú la mina a los banqueros, al banco, para que Yo al venir lo hubiera recibido con ganancia, con los intereses." Si no va a trabajar, o no trabaja, por lo menos ponga los talentos en la mano de los que están trabajando para que se multipliquen; porque cuando Cristo da algo, quiere que uno trabaje y lo multiplique; Él no quiere tampoco que si no hay ganancia, que no haya perdida.
Vean, le fue dado de vuelta el talento, o sea, sin pérdida aparentemente, pero Él no lo quería así, Él lo quería con ganancia. Y aún más, cuando se le da algo a una persona para que trabaje con eso y lo multiplique, si no lo usa, cuando regresa a los meses o a los años, ya se ha devaluado lo que le fue dado, y ahora el valor de eso es menos que cuando le fue entregado a la persona. Así que, Cristo siempre quiere que haya ganancias. Con la bendición de Cristo siempre habrá ganancias; porque Él da el poder para hacer las riquezas. Eso está por allá por el libro de Deuteronomio.
Y ahora, la parábola de las minas y la parábola de los talentos es la misma, es lo mismo pero usando otro término de monedas, y también usando otro término de recompensa; la cosa es que entran al Reino y tienen una posición importante en el reino del Mesías.