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viernes, diciembre 30

Chanukah en el Cristianismo


Rev. William Soto Santiago, Ph.D.  --- Viernes, 30 de diciembre de 2005 --- Goiânia, Brasil

Shalom para todos en esta noche de Januka, en la luz número seis; es una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios.
Durante toda esta semana, desde el domingo pasado hasta este próximo domingo se está celebrando en medio del Pueblo hebreo la fiesta de Januka, o sea, Fiesta de la Iluminación o de las Luces, en memoria de aquella victoria que fue obtenida por Judas Macabeo y sus hermanos y su ejército, en contra de Antíoco Epífanes, en el año 164 ó 165 A.C.
Ellos obtuvieron la victoria el día 25 del mes de Kislev, y encendieron el candelabro de ochos lámparas, y el aceite que ellos tenían, solamente era para un solo día, pues el resto del aceite estaba contaminado, profanado; pero el milagro fue que por ocho días duró el aceite, ahí fue el milagro, y tuvieron luz... [fallas de audio]... machacaron olivas y sacaron aceite de nuevo, para el candelabro.
El candelabro de ocho lámparas en la parte de arriba tiene un depósito, o sea, una lámpara, la cual también es encendida; y con esa lámpara de arriba, se enciende el primer día la primera, y se coloca luego la lámpara primera arriba, y queda alumbrando la lámpara de arriba con la primera lámpara, hasta que se apagan.
Y al otro día, se enciende de nuevo la de arriba y se encienden dos lámparas, desde el Este al Oeste; y luego están alumbrando hasta que se apagan, y al otro día se encienden tres lámparas; y así por cada día se le añade una lámpara más, en el encendido, hasta que en el octavo día se encienden todas las lámparas.
Y es la primera ocasión en que el candelabro de ocho lámparas queda encendido completo, juntamente con la lámpara que está arriba.
La lámpara que está arriba tipifica el Espíritu Santo, y del Espíritu Santo viene la luz para cada una de esas lámparas. Ese candelabro con esas lámparas, es tipológico, está en el templo, y por consiguiente tiene que ver con el alumbrado en el templo.
En el Templo de Dios, Dios siempre ha tenido diferentes Mensajeros, diferentes lámparas, que han sido encendidas de edad en edad, de etapa en etapa; así ha sido en medio del pueblo hebreo como nación, porque el pueblo hebreo como nación es un templo, un pueblo de Dios, en el cual Dios ha morado, porque un Templo es una Casa de morada de Dios.
Por eso el Apóstol Pablo nos dice en Hebreos, capítulo 3 de la siguiente manera. Veamos aquí lo que nos dice capítulo 3, verso 5 al 6 de Hebreos:
“Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;
pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.”
Y ahora, la Casa de Dios es la Iglesia del Señor Jesucristo, así como la Casa de Dios del Antiguo Testamento, como pueblo es el pueblo hebreo, esa es la Iglesia del Antiguo Testamento, bajo el pacto antiguo; pero la Casa de Dios, el Templo de Dios del Nuevo Testamento, es la Iglesia del Señor Jesucristo; y ahora en la Casa de Dios tenemos el Candelabro, como en el templo físico estaba el candelabro.
Y ahora, encontramos que así como Dios le dijo a Moisés que construyera el tabernáculo conforme al modelo que Dios le mostró en el monte, encontramos que conforme a ese modelo Moisés construyó las cosas que estaban en ese templo terrenal o tabernáculo terrenal.
Vean, aquí en Hebreos, capítulo 9, versos 23 al 24, dice:
“Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos.”
Encontramos que las cosas que Moisés hizo en el templo eran tipo y figura de las cosas celestiales, y así como las cosas que estaban en el templo fueron purificadas con sangre de un animal, ahora las cosas celestiales mismas, serían purificadas con un sacrificio mejor: con la Sangre del Sacrificio de Expiación por el pecado del ser humano, que es la Sangre de Jesucristo derramada en la Cruz del Calvario:
“Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero (el santuario hecho de mano aquí en la Tierra, es figura del verdadero Santuario Celestial) sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios.”
Y ahora, encontramos que así como en el templo terrenal estaban todas estas cosas, en el Templo Celestial existían: de ahí fue que vino el tipo y figura para el tabernáculo que Moisés construyó.
Ahora, veamos en el Templo Celestial en Apocalipsis, capítulo 4, verso 4 en adelante, dice:
“Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.”
¿Quiénes son esos ancianos? Son los doce Patriarcas y los doce Apóstoles del Señor.
“Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego (ahí tienen las siete lámparas de fuego del candelabro que le fue mostrado al Profeta Zacarías en el capítulo 4) las cuales son los siete espíritus de Dios.”
Y ahora, los siete espíritus de Dios aparecen también en Apocalipsis, capítulo 5, verso 6:
“Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.”
Estos siete espíritus de Dios que están acá en el libro de Apocalipsis, capítulo 4, verso 5, y que son las siete lámparas de fuego, ahora aquí están en el Cordero, en los siete cuernos del Cordero, ahí están siete ojos, que son los siete espíritus de Dios que recorren toda la Tierra.
Y en Apocalipsis, capítulo 1, verso 4, nos dice:
“ Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono.”
Y ahí tenemos que los siete espíritus están delante del Trono de Dios; y cuando Dios envía los siete espíritus para recorrer toda la Tierra, los envía de etapa en etapa en la Iglesia del Señor Jesucristo, es una manifestación de la luz que está arriba pasando a cada lámpara; cada lámpara es cada edad de la Iglesia, y cada mecha es cada Mensajero que Dios envía a Su Iglesia, y es encendido con el Fuego del Espíritu Santo, para el Espíritu Santo alumbrar por medio de ese instrumento en esa edad, y traer la Luz de Dios en medio del Templo Espiritual de Cristo que es Su Iglesia, para darle Luz, el Espíritu Santo, a través de ese Mensajero, a Su Iglesia, y de Su Iglesia pasar esa Luz al mundo, para así alumbrar y así tener la luz de Dios en medio de la raza humana de edad en edad, y eso es una obra del Espíritu Santo. “Porque no es con ejércitos y tampoco con fuerza humana, sino con mi Espíritu ha dicho el Señor (en Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14).”
Y ahora, al final de las siete lámparas aparece la lámpara número ocho, en Apocalipsis y en Zacarías, cuando nos habla de los dos Olivos, dice que son los dos Ungidos que están en pie delante del Dios de toda la Tierra.
En Apocalipsis son los dos Testigos, y son los dos Candeleros. Veamos aquí:
“Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.
Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.”
Y así como fue encendido cada lámpara tiene que ser encendido el ministerio del Día Postrero, que corresponde a los dos Olivos, a los dos Candeleros, y ese es el ministerio de Malaquías, capítulo 4, verso 1 al 6:
“He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.
El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.”
Y ahora, esto corresponde a la luz número ocho, y esa luz número ocho o ese vaso número ocho tiene que ser encendido con la luz que está arriba, con la Luz del Espíritu Santo, para alumbrar en la Iglesia de Jesucristo, y después en medio del pueblo hebreo.
Vean ustedes lo que están esperando el pueblo hebreo, para que tengamos una idea de lo que ellos están esperando, y así podamos comprender porqué ellos no reciben a cualquier persona para que les predique.
En este libro hebreo titulado “La Religión de Israel,” en la página 91, dice:
“¡El Eterno reinará para siempre! Al dichoso sentimiento de poseer la creencia en Dios-Uno y único se agrega la esperanza de que esa fe llegará a ser un día patrimonio de todos los pueblos, como lo anuncia el salmista: ‘El reino pertenece al Eterno; él domina sobre todos los pueblos’ y ‘El Eterno será rey de toda la tierra; entonces el Eterno será uno, y su nombre será uno.”
Y ahora, veamos aun más, lo que el pueblo hebreo está esperando. En la página 73 de este mismo libro, dice:
“Cuando llegue el tiempo del reino de la fe israelita, Dios enviará a su profeta Elías que ‘unirá el corazón de los padres al de sus hijos, y el corazón de los hijos al de los padres,’ y proclamará así paz universal imperecedera. Ese es el verdadero precursor del Mesías judío, el ángel de la unión y de la concordia en el mundo.”
Eso es lo que está esperando Israel: un Profeta. Ese Profeta, no a cualquier Profeta, el que está prometido en Malaquías, capítulo 4. Por eso es que ellos no reciben predicadores en las sinagogas para que les prediquen, porque ellos están esperando uno solo.
Vamos a ver algo más aquí, acerca de lo que ellos están esperando, y lo están esperando con tal seguridad, que miren lo que dice en la página 77 de este mismo libro:
“Una de las costumbres más interesantes del Pésaj es la colocación de una copa de vino ‘para el profeta Elías,’ que ascendió al cielo en un carro de fuego y regresará para anunciar al Mesías.”
Para precursar la Venida del Mesías para el pueblo hebreo, o sea, que ellos están esperando que aparezca un hombre con el ministerio del Profeta Elías, que venga anunciándoles, preparándoles y anunciándoles al Mesías, o sea, preparándolos para recibir al Mesías.
Hemos visto a quién están esperando los hebreos, por eso ellos pueden examinar a cualquier predicador, lo escuchan una vez y después dicen: “No me interesa escucharlo más.” ¿Por qué? Porque si descubren que ese no es el Elías que están esperando, ¿para qué van a escuchar a otra persona? Otra persona no va a ser el precursor del Mesías que ellos están esperando; o sea, que lo que ellos están esperando lo tienen definido conforme a las Escrituras.
Y ahora, en la Fiesta de Januka tenemos ahí algo grande, hemos visto que para el pueblo hebreo la promesa es que vendrá Elías, y Jesús dijo de Elías: “Elías vendrá y restaurará todas las cosas.” O sea, que viene con un ministerio restaurador, para restaurar, y por consiguiente donde esté ese Profeta con ese ministerio, se estará llevando a cabo una restauración, una restauración a como eran las cosas antes de ser alteradas.
Por lo tanto, donde esté el ministerio de estos dos Olivos, de Moisés y Elías, se estará llevando a cabo ¿qué? Una restauración, porque esos son los ministerios restauradores.
Y ahora, ¿por qué el pueblo hebreo está esperando a Elías? Porque ellos están esperando la restauración de Israel como nación, con la Monarquía de David restaurada, ellos están esperando la restauración del Reino de Dios, que es el Reino de David, con el Trono de David.
El Trono de David es el Trono terrenal de Dios, y el Reino de David, es el Reino terrenal de Dios, Reino que está fusionado con el Reino Celestial. De ese Reino es que Jesucristo es Heredero al Trono, como lo dijo el Arcángel Gabriel a la virgen María: que Dios le daría el Trono de David, Su Padre, y reinará sobre Israel para siempre.
Y ahora, el pueblo hebreo, ¿por qué está esperando a Elías? Porque está esperando la restauración del Reino de David, está esperando al Mesías Príncipe que será introducido por Elías en el tiempo final. Ellos están buscando a Elías primero, para poder encontrar luego al Mesías y recibir la restauración del Reino.
Para la restauración del templo en los días de los macabeos, de Judas Macabeo y sus hermanos, el templo había sido profanado, habían sacrificado una cerda en el templo por orden del rey.
Y ahora, el templo lo habían usado para adorar ídolos, pero fue llevada a cabo una restauración, para esa restauración los macabeos encabezados por Judas Macabeo pelearon contra Antíoco Epífanes y lo vencieron el día 25 de Kislev, y comenzaron la fiesta de esa victoria, y encendieron el candelabro de ocho lámparas, y duró ocho días. Aunque solamente tenían aceite para un día, pero el milagro fue que duró para ocho días.
Encontramos que aquello que pasó allá es tipo y figura de lo que pasaría con el pueblo hebreo, y lo que pasaría con la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, ¿qué tiene que ver la Fiesta de Januka con la Iglesia? Encontramos que Antíoco Epífanes representa al diablo, y por consiguiente al anticristo también, y fue vencido por Judas Macabeo, sus hermanos y su ejército, y por consiguiente Judas Macabeo representa a Cristo, el cual venció al diablo, resucitó victorioso Cristo, y luego el Día de Pentecostés encontramos que comenzó esa gran fiesta, el Espíritu Santo descendiendo en lenguas de fuego sobre los creyentes que allí esperaban el Espíritu Santo.
Y así se abrió el ciclo divino de una gran fiesta espiritual en donde los hijos de Dios han descansado de su enemigo el diablo, porque Cristo lo venció; y ahora han estado de fiesta los hijos de Dios, el pueblo de Dios en la Iglesia del Señor Jesucristo, en el Reino de Dios.
De edad en edad ha sido encendida cada lámpara, cada edad, y ha sido encendida la mecha que es el Mensajero, con el Espíritu Santo, y ha venido la Luz en la Iglesia, para los miembros de la Iglesia y para el mundo entero, para alumbrar en este planeta Tierra.
Cristo dijo: “Vosotros sois la Luz del mundo.” Y también Cristo dijo: “Yo Soy la Luz del mundo.” ¿Ven? Arriba Él, y luego Sus Mensajeros son la luz, y cada edad de Su Iglesia trae la luz en cada edad, cada etapa de la Iglesia, que viene la Luz del Espíritu Santo, para alumbrar a los seres humanos acá en el alma.
Y una gran Fiesta de Januka espiritual se ha estado llevando a cabo en la Iglesia del Señor Jesucristo, en el Cristianismo. Todo esto en la esfera espiritual, y luego vendrá un momento en donde habrá una victoria de nuevo: Cristo vencerá al anticristo, y por consiguiente al diablo, y establecerá Cristo Su Reino Milenial, y eso será luego una gran fiesta de gozo, de alegría y de luz. “Porque la Tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, de la gloria de Dios, como las aguas cubren el mar.” “Y en aquel día, Jehová será Rey, el Señor será Rey sobre toda la Tierra, y el Señor será uno, y uno Su Nombre.” Zacarías, capítulo 14, verso 9, y también Habacuc, capítulo 2, verso 14.
Por lo tanto, el Reino Milenial será de luz, de luz espiritual, de conocimiento divino, y por consiguiente será un tiempo de fiesta, será un tiempo de luminarias, de luces, todos conocerán a Dios, desde el más pequeño hasta el mayor, todos lo conocerán: a Dios. Y eso será una gran Fiesta de Januka en el Reino Milenial de Cristo.
Ahora, podemos ver que siempre que va a haber una restauración, hay una lucha y una victoria, y luego de la victoria viene la fiesta, y así es la Fiesta de Januka para los hebreos en esta semana.
El domingo próximo se encenderá la lámpara número ocho. ¿Y qué significa esa lámpara para el Cristianismo? Dios le dijo a David que le daría lámpara.
Y ahora, ¿para David qué significa que Dios le dará lámpara? Vamos a ver lo que eso significa en Primera de Reyes, capítulo 11, verso 34 en adelante. A causa de que Salomón luego que estuvo ya viejo o anciano adoró ídolos, Dios quitó a David diez tribus del reino, o sea, rompió el reino, lo dividió en dos, le dio diez tribus a Jeroboam, descendiente de Efraín.
No podía darle esas tribus a otro de otra tribu, ¿por qué? Porque tenía que ser a un descendiente de José, porque José era el hijo primogénito de la mujer amada de Jacob, y por consiguiente la Bendición de la Primogenitura le tocó a José a través de sus hijos, y por consiguiente Efraín recibió esa bendición cuando Jacob la echó sobre él.
Y ahora, de Efraín serían formadas multitud de naciones, y de Manasés una nación grande. Manasés representa al pueblo hebreo, a Israel, y Efraín representa a la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, de Efraín surgió el hombre que recibió diez tribus, veamos aquí, dice capítulo 11, verso 34 en adelante de Primera de Reyes:
“Pero no quitaré nada del reino de sus manos, sino que lo retendré por rey todos los días de su vida (o sea, a Salomón no lo quitaría de rey), por amor a David mi siervo, al cual yo elegí, y quien guardó mis mandamientos y mis estatutos.
Pero quitaré el reino de la mano de su hijo (o sea, quitará el reino de la mano del hijo de Salomón, que es Roboam), y lo daré a ti (o sea, le está hablando Dios por medio del Profeta a Jeroboam), y lo daré a ti, las diez tribus.
Y a su hijo daré una tribu, para que mi siervo David tenga lámpara todos los días delante de mí en Jerusalén, ciudad que yo me elegí para poner en ella mi nombre.”
Y ahora, David va a tener lámpara, o sea, un descendiente suyo, en esa tribu que le fue dejada.
Y ahora, encontramos que Roboam reinaba sobre Judá y sobre Benjamín.
Y ahora, vamos a ver algo más. Vamos a leer en el capítulo 15, verso 4 de este mismo libro de Primera de Reyes, dice:
“Mas por amor a David, Jehová su Dios le dio lámpara en Jerusalén, levantando a su hijo después de él, y sosteniendo a Jerusalén.”
Y ahora, ¿qué lámpara dio Dios a David? Un hijo: Salomón.
Y ahora, podemos ver que esos descendientes de David que ocupaban el reino, eran la lámpara que Dios mantenía a David para que estuviera sobre el Trono de David. Pero ahora Cristo es la Luz del mundo, es la Lámpara mayor, el cual se sentará sobre el Trono de David.
Y ahora, estas lámparas son lámparas de fuego, vienen del Templo Celestial, del Reino Celestial y son manifestados en este planeta Tierra en medio del pueblo de Dios.
Y ahora, estas lámparas aquí con sus mechas encendidas, son las etapas en el Cristianismo, de cada etapa de la Iglesia con el Mensajero correspondiente a cada edad, encendido con el Fuego de lo alto, del Espíritu Santo.
Para este tiempo final Dios encenderá Su última lámpara, la última etapa de la Iglesia, y encenderá la mecha de esa lámpara, que será el Mensajero que Él enviará con el espíritu y virtud de Elías, ungido con el Fuego del Espíritu Santo; y con el aceite del Espíritu Santo estará resplandeciendo el Fuego del Espíritu Santo a través de él, y entonces habrá luz para Israel.
Esa es la lámpara número ocho que corresponde a la Edad de la Piedra Angular, la edad eterna. El ocho habla de eternidad. En los días de la semana usted cuenta del domingo hasta el sábado, ya tiene siete días, y cuando pasa al octavo día, es el domingo, está regresando al principio; o sea, es una restauración a como era en el principio.
Para eso es la lámpara número ocho: para el regreso a donde estábamos originalmente en el Día de Pentecostés, es para una restauración de la Iglesia de Jesucristo, y para una restauración de Israel al Reino de Dios, para la restauración del Reino de David en medio del pueblo hebreo para reinar sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.
En esta noche nos encontramos en la lámpara correspondiente al día sexto, pero mañana será la lámpara número siete, y el domingo la lámpara número ocho estará encendida. Y en la Iglesia de Jesucristo estará siendo vista encendida la lámpara número ocho, la etapa de la Edad de la Piedra Angular, al encender el Espíritu Santo al Mensajero del Día Postrero, con el espíritu de Elías, para traer la luz de Cristo, reflejar a Cristo en medio de Su Iglesia y después en medio del pueblo hebreo.
La Iglesia de Jesucristo en la fase espiritual ha estado pasando por esa Fiesta de Januka, ha estado de fiesta desde el Día de Pentecostés, y entre los gentiles ha estado de fiesta la Iglesia de Jesucristo, recibiendo la Luz del Espíritu Santo de edad en edad, y todo eso ocurre en el candelabro de ocho lámparas que se encuentra en el templo, y el Templo espiritual es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Por lo tanto, grandes cosas han estado pasando en la Iglesia de Jesucristo, y también en la vida de millones de seres humanos, durante estos dos mil años de la Dispensación de la Gracia, que han estado transcurriendo; porque lo mismo que sucede en la Iglesia de Jesucristo, sucede en seres humanos, porque son templos para Dios. El mismo Jesucristo dijo, hablando de Su cuerpo: “Destruyan este templo, y en tres días yo lo levantaré, lo restauraré.” Y así es para la Iglesia de Jesucristo como Templo espiritual, y para el pueblo hebreo como nación templo de Dios.
Hemos estado viendo en la parte histórica lo que fue aquella fiesta y el motivo por lo cual se efectuaba: para realizarse luego de aquella victoria una restauración del templo, y por consiguiente de la adoración al Dios Verdadero. Y así es en medio de la Iglesia y así es también para el pueblo hebreo, el cual en esta semana está celebrando la Fiesta de Januka.
En el sentido profético esta fiesta será en el Reino Milenial del Mesías, pero antes tiene que el Mesías vencer al anticristo, lo va a vencer, va a obtener la victoria y va a venir la fiesta para la Iglesia y para el pueblo hebreo también.
Estamos en estos días en Fiesta de Januka para los hebreos, recordando lo que sucedió dos mil y algo de años atrás, y también señalando la parte profética que anuncia la victoria que el Mesías va a tener en contra del anticristo, el Mesías, la piedra no cortada de manos que herirá a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido, conforme a Daniel, capítulo 2, y destruirá esa imagen, ese imperio del anticristo, y la piedra no cortada de manos crecerá y se volverá un gran monte, un gran Reino que llenará toda la Tierra. Ese será el Reino del Mesías que será universal, que será no solamente sobre el pueblo hebreo sino sobre todas las naciones.
Estamos recordando lo que sucedió dos mil años y algo atrás, y también anunciando que estamos de fiesta espiritual, de Januka en la Iglesia de Jesucristo. Y también vendrá una victoria de Cristo, del Mesías contra el anticristo, y entonces vendrá una gran Fiesta de Januka, el glorioso Reino Milenial de Cristo, con todas las bendiciones del Cielo, y ahí estaremos de fiesta con el Mesías.
La Iglesia de Jesucristo estará de fiesta con el Mesías, y también el pueblo hebreo, Fiesta de Januka para los hebreos y Fiesta de Januka para la Iglesia del Señor Jesucristo. Shalom para todos.
Que las bendiciones del Dios Altísimo, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Eterno Dios, Creador de los Cielos y de la Tierra. Amén y amén.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles testimonio de: “La Fiesta de Januka en medio del Cristianismo.” Eso es en la fase espiritual.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y les llene de más luz cada día, de la Luz del Espíritu Santo, la Luz del Cielo, la luz del vaso que está arriba encendido, que representa al Espíritu Santo.

Extracto tomado de http://carpa.com/node/1499