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jueves, noviembre 3

José se revela a sus hermanos

Domingo, 10 Enero, 2010 - Goiania Brasil - 1 hora, 51 minutos

Tendremos una lectura de la cual tendremos el estudio bíblico de esta ocasión; se encuentra en Génesis, capítulo 45, versos 1 al 12, y dice................
Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones y nos abra las Escrituras y nos permita entender este pasaje bíblico en lo histórico y también en lo profético que fue cumplido en aquel tiempo y que habla también de un cumplimiento futuro, el cual está aquí tipificado.
En el pasaje que leímos, nos habla del momento histórico en que José se reveló a sus hermanos dándose a conocer, diciéndole a ellos: “Yo soy José vuestro hermano, el que vendiste para Egipto.” O sea, que al él decirle: “El que vendiste para Egipto,” les está hablando de algo histórico que ellos conocían, o sea, que les está hablando de algo que ellos entendían. No era un hombre que apareció en Egipto y no tenía una trayectoria con ellos, o sea, que no había estado con ellos como hermano de ellos. Aún más, había nacido en Padan-aram, en donde nacieron casi todos sus hermanos, excepto Benjamín que nació en el camino a Efrata, o sea, el camino a Belén, pero los demás hermanos de José al igual que José, nacieron en Padan-aram, y José nació cuando Jacob ya era muy anciano, tenía ya unos 91 años de edad cuando nació José; y dice la Escritura que lo amaba mucho porque lo había tenido en su vejez....................
Ahora, la vida de José nos cuenta una historia de amor divino, es el hombre que a través de la Biblia, aparte de Jesús, es el más perfecto que encontramos, es el tipo más perfecto de Cristo, del Mesías que apareció en la Biblia, y por consiguiente hay una historia de amor en la vida de José.
Ahora miren ustedes, José era un profeta, de los otros hijos de Jacob no se dice que eran profetas, solamente de José, o sea, que la línea profética pasó de Abraham a Isaac, de Isaac a Jacob, y de Jacob a José; y siendo que él era el primogénito de la esposa amada, Raquel, con la cual él se casó, aunque encontramos que otro hijo de Jacob había nacido primero que él, pero fue por medio de Lea. La primogenitura tenía que venir por medio de Jacob y Raquel.
Y ahora, vean acá en Primera de Crónicas, capítulo 5, verso 1 en adelante, dice:...................................
“Los hijos de Rubén primogénito de Israel (porque él era el primogénito, mas como violó el lecho de su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José, hijo de Israel, y no fue contado por primogénito;
bien que Judá llegó a ser el mayor sobre sus hermanos, y el príncipe de ellos; mas el derecho de primogenitura fue de José).”
Y en ningún momento de la historia bíblica aparece que el derecho de la primogenitura haya sido quitado de José y sus hijos. El derecho de la primogenitura contiene una doble porción en todo, una doble porción de herencia, o sea, que el que recibe la mayor parte de la herencia es el primogénito, y el que recibe la mayor parte de la herencia divina es el primogénito, para él y su familia; o sea, para él y su descendencia, para él y su tribu. Y eso nos indica que hay algo muy importante que está reflejado en José y sus hijos, lo cual está ligado al Mesías Príncipe y los hijos del Mesías Príncipe, la descendencia del Mesías Príncipe.
Y ahora, encontramos que José había tenido dos sueños, cuando le cuenta a sus hermanos el primero, se enojaron con él y lo aborrecieron. Luego más adelante dice a ellos. “Aun tuve otro sueño,” y les cuenta el otro sueño en donde había visto el sol, la luna y once estrellas inclinándose delante de él.
Y recuerden que Dios había dicho a Abraham que su descendencia sería como las estrellas del Cielo, o sea, que el sol, la luna y las estrellas tipifica personas, descendientes de Abraham; el sol representa a Israel o Jacob, la luna representa a Raquel, la esposa de Jacob; estuviera viva o muerta en aquellos días, continuaba siendo la esposa de Jacob, porque los santos no mueren, solamente terminan su estadía aquí en la Tierra y siguen viviendo en otra dimensión.
Y ahora, uno lee la Biblia y puede ver doce estrellas, doce estrellas, aunque José vio once, pero la estrella mayor era José delante del cual se estaban postrando el sol, la luna y once estrellas, las once estrellas representaban a sus once hermanos.
Y ahora, encontramos que delante del Mesías así como se postró el sol, la luna y once estrellas delante de José y luego cuando se dio a conocer a ellos, encontramos que se postraron sus once hermanos y luego cuando mandó a buscar a su padre, su padre el cual vivía allá en la tierra que Dios le prometió a Abraham, o sea, Israel, pues el Ángel le dijo: “Ya no se va a llamar tu nombre más Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres y has vencido,” capítulo 32 del Génesis, versos 24 al 32, y en otros capítulos como el capítulo 35 del Génesis también le habla acerca de que su nombre no será llamado más Jacob, sino Israel. Hay otros lugares en la Biblia.
Y ahora, encontramos que José pasa por esas etapas tan difíciles porque el Mesías Príncipe iba a pasar por etapas difíciles, siendo vendido José por sus hermanos tipifica al Mesías siendo vendido también (fue vendido por Judas Iscariote).
Luego encontramos que descendió al infierno donde le predicó a os espíritus que allí estaban encarcelados, o sea, que fue a la quinta dimensión, lo cual está tipificado en José siendo echado en un pozo, una cisterna sin agua, lo cual también tipifica la sepultura de Jesús o de Yeshua, y también cuando fue echado en la cárcel allá en Egipto, lo cual tipifica a Cristo en cuerpo angelical o espiritual como el Ángel del Pacto yendo a la quinta dimensión: al infierno, y predicando allí a los que estaban encarcelados que vivieron en el tiempo de Noé y fueron desobedientes a la Palabra de Dios que habló el profeta Noé, y vino el diluvio y se los llevó a todos.
Eso le sucede a los que no escuchan la Voz de Dios en el tiempo que les toca vivir, pues la Voz de Dios siempre viene por medio del Espíritu Santo a través de un hombre, a través de un profeta.
Y ahora, tenemos el caso de José. José dándose a conocer a sus hermanos es tipo del Mesías, de Cristo, el Cristo, el ungido revelándose a Su pueblo, los hebreos, los judíos, o sea, a los diferentes hijos de Jacob, lo cual va a suceder en este tiempo final en la Venida del Señor.
Hubo un alcalde muy sabio en Jerusalén, del cual escuché a otra persona hablando allá en Jerusalén, que dijo: “Si Jesús es el Mesías o no lo es (pues él no iba a discutir), cuando Él venga, cuando venga el Mesías, yo le voy a preguntar si Él estuvo antes aquí en Jerusalén.” No ofendió a ninguna persona y salió muy bien delante de todos, no se inclinó ni a un lado ni a otro lado, fue imparcial. Si así todas las personas hablaran, estarían hablando sabiamente.
Y ahora, el Mesías Príncipe se va a revelar al pueblo hebreo. Ahora, el misterio está aquí en el momento y en la forma en que se reveló José a sus hermanos, lo primero: no sabían que era judío, o sea, hebreo, no sabían que era su hermano, no sabían que había estado con ellos en la tierra que Dios le dio por heredad a Abraham para su descendencia, no sabían que ese hombre joven que estaba hablando con ellos y que era un príncipe en Egipto, gobernando a Egipto, había sido puesto por gobernador y el único que estaba más alto que él en posición política era el faraón, pero José era el administrador, digamos el virrey o primer ministro.
Así que, el segundo en el reino era José, tipo y figura de Cristo allá en el Cielo, en el Trono celestial, donde Dios lo sentó con Él.
Y ahora, encontramos que cuando se revela a sus hermanos, se revela entre los gentiles, en medio del pueblo gentil, territorio gentil, ahí es donde ellos lo ven y no saben que es él, pero ven ese hombre poderoso con una posición tan importante en el reino, un hombre que hablaba y las cosas tenían que acontecer, o sea, hablaba y las cosas tenían que ser hechas como él ordenaba.
Pero, ¿cuál era el secreto por lo cual ellos no habían podido comprender que ese hombre joven era su hermano José? Lo primero: vestía como gentil; lo segundo: no usaba el nombre José, sino el nombre que le colocó el faraón, un nombre nuevo, estaba con un nombre nuevo.
La Venida del Señor dice Apocalipsis, capítulo 19 que será con un Nombre que ninguno conoce, sino aquel que lo recibe, y Su Nombre es el Verbo de Dios; o sea, que es el Ángel del Pacto el que viene en el Día Postrero, manifestado con un Nombre nuevo, nuevo para la gente pero no para Dios.
El mismo Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 3, verso 12: “Al que venciere yo le daré a comer del maná escondido, y escribiré sobre él el Nombre de mi Dios y el Nombre de la Ciudad de mi Dios...” como que estoy mezclando dos versos de dos capítulos, pero eso lo vamos arreglar ahora:
“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.”
Ahí está el secreto: la Venida del Señor para el Día Postrero será con el Nombre nuevo del Señor. Si dos mil años atrás con el nombre Yeshua fue difícil reconocerlo para algunas personas en medio del pueblo hebreo, va a ser difícil para reconocerlo en medio del Cristianismo en el Día Postrero, pero los judíos van a decir: “Éste es el que nosotros estamos esperando.” Lo van a ver viniendo por Su Iglesia, porque Su Iglesia estará en el tiempo para ser transformada y llevada con el Mesías a la Cena de las Bodas del Cordero.
Ahí está el misterio del séptimo Sello, el misterio de José, de nuestro José, el Mesías, el Cristo, el ungido revelándose a Su pueblo, revelándose a los hebreos, a los judíos, pero estará con la Iglesia que están dentro del nuevo Pacto, así como la primera Venida del Señor fue con el pueblo y en medio del pueblo que estaba en el pacto correspondiente a aquel tiempo, que estaba bajo el pacto divino que le fue dado en el Monte Sinaí, estaba bajo la Dispensación de la Ley.
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